El biometano europeo se ha convertido en una de las piezas más importantes dentro de la estrategia de descarbonización. Algo que ha hecho que en el mapa de Europa se concentren un gran número de plantas dirigidas a conseguir la descarbonización de la zona.
Su expansión está redefiniendo cómo producimos y distribuimos energía en el continente, apoyándose en recursos locales y reduciendo la dependencia de combustibles fósiles importados.
Hoy en día, el interés por el biometano se debe a su capacidad para transformar residuos orgánicos en un gas totalmente renovable.
Ese proceso crea un círculo energético sostenible que impulsa comunidades rurales, industrias cercanas y redes de gas que pueden operar sin grandes cambios estructurales.
La transición energética europea necesita soluciones escalables, fiables y con impacto inmediato en la reducción de emisiones.
El biometano cumple esas condiciones gracias a su integración directa en infraestructuras existentes, algo fundamental para acelerar el ritmo de descarbonización antes de 2030 en toda la Unión Europea.

Este artículo analiza el mapa de plantas de biometano en Europa, identifica a los países líderes, revisa la situación de España y explora las iniciativas, proyectos y tendencias que marcarán el futuro del gas renovable en el continente durante los próximos años.
El biometano es un biogás purificado, con una composición casi idéntica al gas natural, lo que permite inyectarlo directamente en la red existente.
Ese detalle técnico lo convierte en un aliado esencial para modernizar el sistema energético sin inversiones masivas en nuevas infraestructuras.

Uno de los mayores beneficios del biometano es su baja huella de carbono, ya que se obtiene a partir de residuos agrícolas, ganaderos o urbanos.
Al valorizar residuos locales, se crean modelos energéticos más limpios que reducen emisiones y fortalecen la economía circular en miles de municipios europeos. Otro punto importante es su capacidad de alimentar sectores donde la electrificación es complicada.
El biometano para industria y transporte pesado se considera una solución realista y escalable, especialmente cuando se transforma en Bio-GNL para rutas de larga distancia o procesos industriales de alta demanda térmica.

Este gas renovable también impulsa el desarrollo rural, ya que muchas plantas están ubicadas en zonas agrícolas, generando empleo, inversión y oportunidades locales.
Con ello se refuerza un modelo energético distribuido, sostenible y resiliente que se alinea plenamente con los objetivos climáticos europeos.
Según el Mapa Europeo de Biometano, existen más de 1.500 plantas activas en el continente, con un crecimiento acelerado en los últimos años.
Ese incremento refleja una apuesta clara de los países europeos por reforzar su independencia energética mediante tecnologías renovables más maduras y rentables.
El mapa muestra que la capacidad instalada supera los 6,4 bcm anuales, con más del 80% dentro de la Unión Europea.
La mayor parte de estas instalaciones está conectada a redes de gas, lo que facilita su consumo inmediato sin crear cuellos de botella logísticos en el transporte energético.
Ese crecimiento del 37% anual demuestra que Europa está viviendo una expansión sin precedentes en el sector del gas renovable.

En muchos casos, los países incorporan nuevas plantas cada trimestre, impulsadas por incentivos fiscales, ayudas regionales y estrategias como REPowerEU.
Si quieres visualizar la distribución completa, el mapa interactivo de biometano puede consultarse a través de la web de AEBIG, que recoge datos actualizados sobre ubicación, capacidad y evolución de las plantas europeas.
Es una herramienta clave para entender la magnitud de este despliegue.
En Europa se observa claro liderazgo en el desarrollo del biometano. Alemania mantiene la mayor capacidad total instalada, aunque en número de nuevas plantas Francia avanza con mayor rapidez.
Ese equilibrio hace que ambos países sean referentes en regulación e innovación.
Francia, de hecho, se ha convertido en el territorio con más plantas en funcionamiento, gracias a una estrategia que combina apoyo rural, contratos a largo plazo y facilidades de conexión a red.
Su crecimiento posiciona al país como la referencia operativa del biometano europeo.
Dinamarca es uno de los mejores ejemplos de éxito en biometano. Su modelo agrícola, la integración en redes locales y la fuerte apuesta política han permitido que una gran parte de su gas consumido sea renovable, marcando un camino que muchos países buscan replicar.
Italia continúa acelerando proyectos y ampliando capacidad gracias a inversiones públicas y privadas.
Su estrategia nacional plantea convertir el biometano en pieza clave para industria y transporte, consolidando uno de los ecosistemas renovables más robustos del Mediterráneo.
También Polonia y otros países del Este de Europa están creciendo con rapidez, impulsando proyectos vinculados a agricultura y gestión de residuos. Estas regiones empiezan a cerrar la brecha histórica con Europa Occidental en materia de energías renovables.

España avanza más despacio que sus vecinos, pero empieza a activar su potencial en biometano, con un sector que entra por fin en fase de crecimiento.
La realidad española es muy distinta, ya que solo existen alrededor de nueve plantas operativas, una cifra muy lejana a la de Francia, Alemania o Italia.
La brecha no solo está en número de instalaciones, sino también en su capacidad productiva, todavía muy por debajo de la media europea.
Esa diferencia coloca a España en una posición de atraso respecto a sus vecinos, aunque el país cuenta con uno de los mayores potenciales europeos por disponibilidad de residuos agrícolas y ganaderos.

El reto principal continúa siendo el impulso regulatorio y la simplicidad administrativa.
España, a pesar del retraso, comienza a movilizarse. Biorig ha anunciado más de 26 proyectos en distintas fases, que podrían generar alrededor de 3 TWh anuales. Estos desarrollos representan un salto de escala clave para cubrir parte de la demanda nacional con gas renovable.
También destacan acuerdos como el de Naturgy con Hispania Silva, destinados a impulsar entre veinte y treinta nuevas plantas antes de 2030.
Este tipo de alianzas empresariales marca un punto de inflexión, ya que muestra un interés real del sector energético por acelerar la producción local.
Otra iniciativa relevante proviene de Ence, que ha adquirido su primera planta de biometano en Tarragona y planea alcanzar un 5% de la producción nacional hacia 2030.
Este movimiento refuerza la idea de que la industria española se prepara para escalar el biometano a nivel nacional.
Las proyecciones señalan que España podría convertirse en uno de los grandes productores europeos si mantiene este ritmo. La clave estará en agilizar permisos, garantizar marcos de estabilidad e integrar el biometano en las estrategias energéticas regionales y estatales.

El futuro del biometano europeo se orienta hacia una expansión aún mayor. La demanda de gas renovable continúa creciendo por la necesidad de sustituir combustibles fósiles en sectores difíciles de electrificar, lo que está creando un entorno propicio para nuevas inversiones.
También se observa una tendencia clara hacia la simplificación normativa, especialmente en países que buscan atraer proyectos industriales.
Esta armonización regulatoria permite que las plantas entren en operación más rápido y reduce la incertidumbre en los inversores del sector.
Otro movimiento significativo está en la valorización del digestato, que se usa como fertilizante orgánico. Este subproducto está impulsando modelos agrícolas más sostenibles, cerrando el ciclo de residuos y convirtiendo el biometano en un motor de transición rural.

Finalmente, el desarrollo del Bio-GNL para transporte pesado está ganando protagonismo.
Su uso puede reducir notablemente las emisiones en rutas logísticas y transporte marítimo, consolidando al biometano como solución estratégica en la descarbonización del sector movilidad.
El biometano está transformando el panorama energético europeo, impulsado por un crecimiento acelerado y el compromiso de países líderes como Francia, Alemania, Dinamarca o Italia.
España avanza más lento, pero las nuevas iniciativas indican que por fin comienza a activarse el potencial nacional.
En Yoigo LUZ y GAS estamos muy interesados en todas las vías para ser más sostenible. Y si quieres aprender más sobre las plantas de biometano, pásate por nuestra web o llámanos al 900 622 700.