El desperdicio de alimentos se ha convertido en una costumbre tóxica. A nadie le gusta tirar comida, pero acaba haciéndolo. Vamos a comprar prácticamente cada día, pero reducir este hábito es posible y fácil si sigues estos consejos y trucos.
Estas costumbres tienen repercusión sobre el medioambiente. Sí, porque extraemos recursos naturales a mayor velocidad. Tirar un alimento no es solo eso; supone un impacto en el esfuerzo, la inversión, los preciados recursos, empleados, etc.
Cada alimento que tiramos implica una pérdida de recursos: agua, energía, trabajo y dinero. Además, el desperdicio alimentario contribuye al cambio climático y a la desigualdad global. En un mundo donde millones sufren hambre, aprovechar bien los alimentos es una responsabilidad ética y ambiental.
En este artículo hablaremos sobre la cantidad de alimentos que se desperdician. Lo que ha hecho la justicia para parar esto y como tu individuo puedes ayudar pararlo.
El desperdicio de alimentos aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye al cambio climático, un gran problema que ya representa una amenaza a nivel mundial. Para que te hagas una idea, alrededor del 17% de los alimentos que producimos acaban siendo desperdiciados.
Está en nuestra mano reducir la perdida y el desperdicio de alimentos es esencial en un mundo en el que millones de personas sufren por hambre a diario. Por ello, lo mejor que podemos hacer es cambiar nuestras costumbres para no desperdiciar los alimentos y que se conviertan en un modo de vida.
En 2025 entró en vigor una nueva ley en España para combatir el desperdicio de alimentos. Esta normativa obliga a todos los sectores alimentarios a prevenir pérdidas y a aprovechar mejor los recursos disponibles.
Los bares y restaurantes deben ofrecer a los clientes la posibilidad de llevarse las sobras. Esta medida busca normalizar el reaprovechamiento en la hostelería, sin costes adicionales para el consumidor.
La ley también prioriza la donación de alimentos en buen estado. Los productos que no pueden venderse, pero aún son consumibles, deben destinarse a bancos de alimentos u otras entidades sociales.
Sabemos que parece imposible que las acciones individuales cuenten, pero en este caso cuentan y mucho. Por lo que, aquí te sugerimos unas cuantas medidas fáciles que puedes tomar en tu día a día y reducir los desperdicios.
La vida se mueve muy deprisa, estás todo el rato corriendo del trabajo a casa y cuando no, al gimnasio. En definitiva, es difícil preparar comidas nutritivas, pero el esfuerzo merece la pena.
Gracias a internet puedes encontrar recetas que lleven ingredientes más ecológicos y de temporada que comprar en el mercado local y de esta cogerás comprarás justo lo que necesites.
En relación con lo anterior, una forma eficiente de consumir alimentos es planificar las comidas. Prepárate una lista de la compra y síguela (sino no tiene efecto) para reducir esas comprar impulsivas que tienes cuando vas al supermercado que al final son todo “gocherías”.
De esta manera, además de desperdiciar menos alimentos, también ahorrarás dinero y nos lo agradecerás en un tiempo.
De la misma forma que lo hacen los supermercados, lo más eficientes es que coloques tanto en el armario como en la nevera o el congelador, los productos nuevos en la parte trasera. Además, asegúrate de que la zona en la que guardas los alimentos no tenga humedades y sea hermética.
A veces, al contrario de lo que parece, un alimento está en buen estado (o al menos la mayoría) y la tiramos a la basura porque tienen una forma extraña o tienen un golpe. No te preocupes, los batidos te van a salir igual de ricos, aunque la naranja sea cuadrada.
Al igual que todos nosotros, los alimentos necesitan agua para vivir y crecer. Es importante que, en periodos de sequía, compres comida (siempre dentro de lo posible) que sea de temporada y no necesite demasiados recursos hídricos empleados en su producción.
También, en cuanto al gasto de agua con la comida, no dejes el grifo abierto mientras lavas la fruta o la verdura. Llena un cazo y límpialas todas en el mismo recipiente (aunque ya vienen todas lavadas del supermercado).
Reducir el desperdicio de alimentos está en mano de todos. Implementar estos pequeños hábitos en tu vida diario ayudará al planeta y a tu economía. Si encima lo que tiras lo reciclas estarás haciendo de tus desperdicios una buena causa. ¡REDUCE, RECICLA Y REUTILIZA!
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