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Cada vez es más habitual que las empresas, sean grandes o pequeñas, se preocupen por su forma de funcionar. Las marcas ya no solo se construyen con la calidad de los productos, sino también con la forma en la que los obtienen o fabrican. La preocupación por el medioambiente ha llegado al mundo industrial y lo ha hecho para quedarse, de ahí el auge de los estudios ambientales. Eso sí, ¿sabemos exactamente lo que es un estudio ambiental? ¡A partir de hoy lo sabremos, sin duda!
El estudio de impacto ambiental es un informe detallado que se lleva a cabo para averiguar la forma en la que una actividad concreta afecta al entorno natural que la rodea. Es la forma de saber qué impacto generará en el medioambiente un proyecto determinado. Es decir, hay que analizarlo, evaluarlo y definir si este es viable o no y, de serlo, qué medidas hay que tomar para prevenir cualquier tipo de peligro.
Esto, que al principio se hacía de forma opcional, ha ido convirtiéndose en algo obligatorio con el paso de los años. Pero no solo eso, a día de hoy el éxito en el estudio ambiental es un tema de prestigio para las propias compañías, una garantía de cara a sus clientes de que no podrían estar haciendo las cosas mejor.
Un estudio ambiental sirve para evaluar y prevenir los posibles impactos que una actividad, obra o proyecto puede causar sobre el medioambiente. Su objetivo principal es anticipar los efectos negativos antes de que ocurran, permitiendo que las empresas adopten medidas de mitigación o compensación.
Además, este análisis no solo protege el entorno natural, sino que también contribuye al cumplimiento de la normativa vigente y mejora la imagen corporativa de la empresa frente a sus clientes y la sociedad.
Gracias a los estudios ambientales, es posible promover un desarrollo sostenible, en el que el progreso económico y la preservación del entorno vayan de la mano. Están directamente relacionados con los objetivos ambientales, ya que ambos buscan reducir la huella ecológica y fomentar prácticas responsables que garanticen un futuro más verde
Aunque debería, que una empresa ‘suspenda’ en el estudio ambiental que se le realice no la incapacita para llevar a cabo su proyecto. Eso sí, debe tomar medidas con el objetivo de reducir su impacto medioambiental y ajustarse a los límites saludables que imponen tanto la ley como el sentido común. ¿Y cómo puede una empresa reorientar su actividad para ceñirse a los parámetros que dicta el estudio medioambiental?
Realizar un estudio ambiental implica seguir un proceso estructurado y riguroso. En primer lugar, se identifica el proyecto y se delimita el área afectada. A continuación, se recopilan datos sobre el entorno: fauna, flora, agua, suelo, atmósfera y elementos socioeconómicos. Con esta información, los técnicos elaboran un diagnóstico ambiental que describe el estado actual del medio y prevé los posibles impactos derivados de la actividad.
Después se evalúan esos impactos mediante modelos de análisis y matrices de valoración, clasificándolos según su gravedad, duración y posibilidad de reversión. Por último, el estudio incluye una propuesta de medidas correctoras o preventivas, destinadas a reducir los daños al mínimo y asegurar que el proyecto cumpla con la legislación ambiental.