El cambio climático se ha convertido en una gran amenaza para las condiciones ambientales de numerosas especies animales y vegetales. Esto significa que el hábitat y el nicho ecológico donde viven muchos organismos están en peligro de extinción, pero¿qué son el hábitat y el nicho ecológico y en qué se diferencian?
Aunque sí están relacionados, hábitat y nicho ecológico no son lo mismo. En este artículo te contamos cuáles son sus principales diferencias y cómo protegerlos para evitar que desaparezcan.
No todas las especies animales y vegetales pueden vivir en un mismo entorno. Hay organismos que necesitan estar en un espacio determinado para crecer y reproducirse.
Ya sea un animal, una planta o un microorganismo, todos ellos deben tener unas condiciones físicas y ambientales para que puedan desarrollarse.
Esto es lo que se conoce como hábitat. No obstante, cada hábitat puede estar poblado por una o varias especies. Además, los hábitats son tan amplios o tan reducidos como podamos llegar a imaginar.
Por ejemplo, estos pueden ser un bosque, una playa, un charco o el intestino de un animal. Para que lo entiendas, el hábitat natural de los pingüinos y de los camellos no es el mismo.
Mientras que los primeros habitan en zonas marinas y frías, los segundos viven en lugares áridos donde el agua escasea.
Aquí tampoco debes confundir hábitat con ecosistema. El hábitat es el ambiente donde interactúan los seres vivos, mientras que el ecosistema es un concepto mucho más amplio porque engloba a los seres vivos y el medio donde viven.
Asimismo, la función de cada ser vivo de una especie es única en su ecosistema.
El nicho ecológico se refiere al conjunto de estrategias de supervivencia (alimentación, caza, forma de defenderse...) que utiliza las especies, dentro de unas condiciones ambientales determinadas a las que deben adaptarse.
A su vez, cada especie es única y cumple con unas funciones muy definidas dentro de su entorno.
¿Y por qué son importantes los nichos ecológicos? Pues los nichos tienen una gran relevancia porque hacen posible la convivencia entre diferentes organismos en un lugar concreto.
Por lo tanto, cuantos más nichos existan dentro de un ecosistema, mayor será la variedad de especies.
En pocas palabras, un nicho es el lugar que ocupa una especie dentro de su hábitat, es decir, la forma que tiene de relacionarse con el resto de los elementos que le rodean dentro de su ecosistema.
El hábitat son las condiciones físicas y ambientales que hacen posible la vida de los seres vivos y dentro de él puede haber varios nichos ecológicos. Sin embargo, el nicho ecológico son todas aquellas estrategias que estos seres vivos utilizan para sobrevivir.
Por tanto, puede haber tantos nichos como especies haya.
No obstante, hábitat y nicho ecológico se complementan. Como decíamos, dentro de cada hábitat hay varios nichos ecológicos. Así que sin hábitat no podría haber nichos de varias especies, ya sean animales y/o vegetales.
Además, ambos conceptos están relacionados con el ecosistema. Cuanto más diverso sea este, mejor.
Para que te queden aún más claras las diferencias entre hábitat y nicho ecológico, estas son las principales características de cada uno:
| HÁBITAT | NICHO ECOLÓGICO |
|---|---|
| Condiciones físicas y ambientales para el desarrollo de la vida de seres vivos | Estrategias que utilizan los seres vivos para sobrevivir |
| Puede haber varios nichos ecológicos dentro de un hábitat | Puede haber tantos nichos ecológicos como especies haya |
| Sin hábitat no hay nicho ecológico | Complementa al hábitat |
Por ende, la biodiversidad o variedad de seres vivos que habitan en el planeta es el reflejo de la cantidad de especies que existen. Como sabes, algunas de ellas se encuentran en peligro de extinción: monos, tortugas marinas o abejas, entre otras.
El hábitat y el nicho ecológico funcionan como dos dimensiones complementarias que explican dónde vive una especie y qué papel desempeña. Su interacción es esencial para entender cómo se organiza un ecosistema.
El hábitat es el espacio físico que ofrece condiciones adecuadas para que una especie pueda alimentarse, refugiarse y reproducirse.
El nicho, en cambio, describe su función dentro del ecosistema: su dieta, sus relaciones con otras especies, su tolerancia ambiental o la forma en que contribuye al equilibrio del entorno.
Cuando un hábitat cambia, por degradación, clima o actividad humana, también se transforma el nicho disponible, lo que puede obligar a las especies a adaptarse, migrar o competir de forma más intensa.
De igual manera, las modificaciones en el nicho, como la llegada de un nuevo depredador o la desaparición de un recurso, afectan a cómo una especie utiliza su hábitat. Ambos conceptos están profundamente entrelazados y condicionan la supervivencia de las poblaciones.
Para visualizar esta relación, se pueden observar casos concretos:
Las gaviotas urbanas encuentran su hábitat en ciudades costeras, pero su nicho se basa en su capacidad de aprovechar recursos humanos y ocupar espacios donde otras aves no prosperan.
La diversidad biológica depende en gran parte de la variedad de hábitats disponibles y de los distintos nichos que las especies pueden ocupar. Esta clasificación ayuda a comprender cómo se distribuye la vida en el planeta.
Los hábitats terrestres abarcan bosques, praderas, montañas o desiertos, cada uno con condiciones distintas de humedad, temperatura y recursos.
Los hábitats acuáticos incluyen mares, ríos, lagos y humedales, donde factores como la salinidad, la profundidad o las corrientes determinan qué especies prosperan.
En cambio, los hábitats urbanos son entornos modificados por el ser humano donde algunas especies (palomas, gorriones, zorros) han aprendido a aprovechar nuevos recursos y refugios.
Los nichos generalistas corresponden a especies capaces de vivir en una gran variedad de condiciones y consumir diferentes recursos. Ejemplos típicos son las ratas o los jabalíes.
Los nichos especialistas, por el contrario, describen organismos que dependen de factores muy concretos, como el koala y su dieta casi exclusiva de eucalipto. Estas especies suelen ser más vulnerables a los cambios ambientales.
Ahora que ya sabes qué es hábitat y nicho ecológico y en qué se diferencian, ¿cuáles son las consecuencias del cambio climático sobre los mismos? Aquí hay que tener en cuenta varias cosas:
Sin hábitat no hay nichos ecológicos. Claro, el problema viene cuando el nicho de dos especies es muy similar. Esto se debe, fundamentalmente, a la destrucción de hábitats naturales por el cambio climático.
En ese caso habría un enfrentamiento entre varias especies por su supervivencia.
Si dos especies tienen la misma función dentro de un ecosistema y, por lo tanto, dentro del mismo nicho ecológico, esto quiere decir que una de esas especies desaparecerá.
Dicho de otra manera, la pérdida de hábitats puede derivar en la extinción de algunos seres vivos.
El calentamiento global también hace que muchos espacios naturales estén desapareciendo. La deforestación de los bosques, debido al impacto humano tan negativo en el medioambiente, también afecta directamente en el hábitat y el nicho ecológico de numerosas especies.
Los cambios bruscos de temperatura, la escasez de alimentos o la desaparición de hábitats naturales hace que se propaguen con mucha más facilidad algunas enfermedades. Esto es una amenaza para la salud y supervivencia de muchas especies.
En definitiva, luchar contra el cambio climático es la clave para proteger los hábitats naturales y nichos ecológicos del nuestro planeta y hacer de este mundo un lugar de diversas especies, entre ellas la especie humana.
Proteger los hábitats y los nichos ecológicos es fundamental para salvaguardar la biodiversidad. Hoy en día se llevan a cabo diversas acciones orientadas a frenar la degradación del entorno.
Entre las principales medidas destacan la restauración de ecosistemas dañados, la creación de reservas naturales y corredores biológicos, la lucha contra especies invasoras y la reducción de la contaminación.
Además, los programas de reforestación, la gestión sostenible del agua y la protección de especies amenazadas ayudan a mantener los nichos funcionales.
La educación ambiental y la concienciación social también juegan un papel decisivo. Cuanto más se comprende la relación entre hábitat y nicho, más fácil es promover comportamientos que reduzcan el impacto humano y favorezcan la resiliencia de los ecosistemas.
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