Nos sorprenderíamos de la cantidad de elementos de nuestro día a día que contienen plástico y que, por culpa de su uso masivo y habitual, provocan serias consecuencias para nuestro entorno y para nuestra propia salud.
Por eso, los distintos gobiernos ya han tomado una serie de medidas contundentes con el objetivo de la sostenibilidad del planeta como base principal.
En este post vamos a ver qué son los plásticos de un solo uso y cuáles son los artículos cotidianos en los que los podemos encontrar a diario. También, sugeriremos qué deberíamos reemplazar para evitar sus efectos nocivos en el medio ambiente.
Los plásticos de un solo uso son todos que componen artículos que se tiran y, en la mayoría de los casos, ni siquiera se reciclan. Los datos apuntan que se producen cada año 300 millones de toneladas de plástico, de las que solo se reciclan entre el 10 y el 13%.
WWF recuerda que algunos plásticos solo los usamos cinco minutos, pero luego tardan 400 años en desaparecer. Apunta también que usamos cinco billones de bolsas de plástico al año, que la mitad de los plásticos que consumimos son de un solo uso y que el 10% de todos los desechos generados son plásticos.
Este material se encuentra presente incluso en objetos que no nos imaginaríamos, como en la propia comida. Según las Naciones Unidas, el 90% del agua embotellada y 83% de la del grifo contienen partículas de plástico.
La Universidad de Georgia ya alertó en 2015 que se vertían en los mares ocho millones de toneladas de plástico al año.

Es más: los animales comen microplásticos y, como luego los consumimos, estamos ingiriendo unas dos mil pequeñas piezas de plástico a la semana; unos 21 gramos al mes.
Con estos escalofriantes datos sobre la mesa, comprobamos que este es un gran problema para la sostenibilidad del medio ambiente. Por lo tanto, debemos evitar el material plástico y buscar alternativas a los de un solo uso.
En la Unión Europea, muchos plásticos de un solo uso ya están restringidos o directamente prohibidos. Artículos como pajitas, bastoncillos, cubiertos o platos desechables han desaparecido del mercado porque generan grandes cantidades de residuos que tardan siglos en degradarse.

El objetivo es reducir su producción y fomentar materiales alternativos más sostenibles. Aun así, no todos están vetados. Algunos productos, como envases alimentarios o plásticos médicos, siguen en circulación porque todavía no hay sustitutos igual de eficaces o seguros.
Sin embargo, la tendencia regulatoria apunta a eliminar progresivamente más plásticos desechables, promoviendo envases reutilizables y reciclables en la vida cotidiana.
Europa ha prohibido la comercialización de determinados plásticos de un solo uso, y España ha incorporado estas medidas mediante la ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular.
Esta normativa tiene como objetivos principales reducir el impacto ambiental de estos productos e impulsar un modelo de economía circular.
Para alcanzar esas metas, la ley establece restricciones a la venta y distribución de artículos como cubiertos, platos, pajitas, bastoncillos o recipientes de poliestireno expandido, además de fijar metas de reducción progresiva para otros envases de plástico.

También introduce un impuesto especial sobre la fabricación, importación o adquisición intracomunitaria de envases de plástico no reutilizables, en vigor desde 2023, con el fin de incentivar alternativas más sostenibles.
Los plásticos de un solo uso han estado presentes en gran parte de nuestra vida diaria. Se usan para proteger alimentos, fabricar cubiertos, bolsas, vasos o envoltorios, ya que son ligeros, económicos y resistentes.
Estas características explican por qué su producción se disparó durante décadas hasta convertirse en un problema medioambiental global.
Además, también se utilizan en sectores como la medicina, donde las jeringuillas, guantes o envases esterilizados son imprescindibles para garantizar la seguridad y evitar contagios.

Su versatilidad es indiscutible, pero su impacto ambiental obliga a buscar alternativas biodegradables y sistemas de reciclaje más efectivos para reducir la contaminación por plásticos.
Como te decimos, el plástico no solo está presente en lo visible, sino que también lo encontramos en lugares donde ni sospecharíamos. Por eso es imprescindible la reducción de plásticos de un solo uso.
Para ello, debemos conocer dónde encontramos este tipo de elementos para tratar de evitar su utilización. Veamos dónde podemos encontrar plásticos de un solo uso con ejemplos:
Las botellas de plástico de un solo uso, las desechables, son tan cotidianas que se compran en torno a un millón de ellas cada segundo y solo se recicla el 20%.

Además, aunque nos empeñamos en reutilizarlas, eso también es perjudicial para nuestra salud porque contienen sustancias nocivas que nos llevamos una y otra vez a nuestro organismo.
Lo mejor, por tanto, es usar botellas reutilizables.
¿Cuántas veces hemos utilizado platos, vasos, cubiertos o pajitas de plástico? No sólo en casa, habitualmente, también en bares y restaurantes.
Estos elementos dañan el medio ambiente y son un peligro para la fauna marina, entre otras cosas. Por eso es importante buscar sustitutos, como las pajitas de papel, para no contribuir más al deterioro medioambiental.
Una de las formas de evitar los plásticos de un solo uso en España fue obligar a los comercios a cobrar las bolsas de plástico.

Así, se reducía su presencia y se empleaban alternativas como el papel o materiales biodegradables. Sin embargo, es elemental que los propios consumidores rechacemos el uso del plástico.
Como vemos, el plástico se encuentra presente en lo más cotidiano, como el film que utilizamos como envoltorio para los alimentos.
Aunque sea difícil eliminar de golpe todos los envases de plástico de un solo uso, hay alternativas. Algunas son los recipientes de cristal, que son más ecológicos, sostenibles y saludables.
Medidas para reducir los plásticos de un solo uso
Con la prohibición de los plásticos de un solo uso, Europa se marca como objetivo la reducción de los productos de plástico de un solo uso al 70% en el año 2030. Así, se conseguiría progresivamente que la sociedad se adapte a la normativa.

El plan de acción es el siguiente:
No deberíamos esperar a que la legislación nos obligue a un uso restringido del plástico. Nosotros mismos ya podemos tomar medidas para cuidar el medio ambiente y cumplir con esa normativa que no está tan lejos de ser una realidad.
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