La calefacción urbana por biomasa ha cobrado protagonismo en España gracias a casos reales en el país donde comunidades de vecinos adoptan este modelo sostenible.
En barrios y edificios residenciales, la biomasa se ha convertido en una fuente viable para proporcionar calor y agua caliente, demostrando que la tecnología puede adaptarse a entornos urbanos con eficiencia y responsabilidad medioambiental.
La calefacción urbana por biomasa es un sistema de generación de calor centralizado que se nutre de biocombustibles renovables (como pellets, astillas, hueso de aceituna o residuos forestales) para producir energía térmica.
A través de grandes calderas, esta energía se distribuye por tuberías hacia múltiples edificios o viviendas, conformando lo que se conoce como redes de calor o instalaciones comunitarias.
Al recurrir a fuentes renovables, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, al tiempo que se logra un coste energético más estable y competitivo.
Antes de analizar ejemplos concretos, conviene destacar las ventajas que ofrece la biomasa para calefacción comunitaria:
Para implantar una red de calefacción urbana por biomasa, es esencial planificar correctamente. Estos son los principales factores a tener en cuenta.
Es necesario contar con un local para la caldera y un silo o depósito para almacenar el biocombustible. En comunidades de vecinos, esta sala debe dimensionarse considerando el ritmo de consumo y la entrega regular del combustible.
Un aspecto clave es asegurar el abastecimiento de biomasa, ya sea mediante pellets, astillas o residuos vegetales locales. Si no existe un proveedor constante o el transporte resulta caro, la viabilidad económica se complica.
La comunidad debe tener una demanda térmica suficiente para justificar una caldera central. Edificios con consumo bajo pueden no amortizar la inversión, mientras que aquellos con gran demanda sacan más partido al sistema.
El proyecto debe minimizar molestias: ruido, olores o polvareda durante la descarga del combustible son retos reales. Es clave prever medidas para la distribución del biocombustible y la gestión de emisiones.
A continuación, algunos ejemplos concretos de casos reales de calefacción urbana por biomasa en España.
En Soria, la comunidad de vecinos del portal Santa Clara n.º 2 fue una de las incorporaciones a la red de calor alimentada por biomasa que en 2025 ha celebrado su décimo aniversario en la ciudad.
Con esta conexión, dejaron atrás el gas y redujeron sus emisiones en unas 77 toneladas de CO₂ al año.
En el Paseo de la Habana de Madrid existe una instalación que sirve a una comunidad de vecinos mediante calderas que queman hueso de aceituna y otros biocombustibles.
La instalación incluye dos calderas de gran potencia y un sistema automático de alimentación desde un silo, logrando calefacción y agua caliente para todo el edificio.
Otro proyecto notable en la Comunidad de Madrid se refiere a una caldera de biomasa que suministra calefacción a 160 viviendas.
Utiliza combustibles naturales ecológicos (como cáscara de almendra o hueso de aceituna), en una instalación con dos calderas de gran potencia diseñadas para maximizar eficiencia.
Aunque no estrictamente urbano en el sentido de gran ciudad, el municipio alavés de Sabando desarrolló hace años uno de los primeros sistemas colectivos de calefacción por biomasa en España.
Sus casi 50 habitantes ya han experimentado ahorros y mayor sostenibilidad con esta red comunitaria, demostrando que incluso poblaciones pequeñas pueden beneficiarse.
Aunque la calefacción urbana por biomasa tiene muchos beneficios, también presenta obstáculos que es importante tener en cuenta antes de replicar estos casos.
Los casos reales ya existentes indican que la biomasa urbana no es una idea aislada: es una alternativa real y creciente para comunidades de vecinos y distritos urbanos.
A medida que la transición energética avanza, se espera que más edificios se sumen a redes de calor renovable, reduciendo su huella de carbono y estabilizando sus costes de calefacción.
Además, la biomasa urbana puede integrarse con otras tecnologías renovables y formas de eficiencia energética. Por ejemplo, las calderas modernas permiten control preciso, limpieza automática y optimización del consumo.
Gracias a ello, la biomasa se consolida como una solución viable para la descarbonización, especialmente en edificios colectivos con alta demanda térmica.
En definitiva, la calefacción urbana por biomasa representa una opción concreta y comprobada para transformar el modo en que las comunidades de vecinos en España se calientan.
Los casos reales muestran que se puede alcanzar un equilibrio entre ahorro económico, autonomía energética y sostenibilidad medioambiental. La biomasa urbana no es solo una idea de futuro, sino una realidad accesible para muchos bloques residenciales.
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