Aunque el pago de la electricidad pareciera ser sólo un proceso más de la rutina del ciudadano promedio, muchos de los usuarios tienden a pagar de más por ignorar los conceptos más básicos. Por eso nosotros te taremos un desglose completo de la factura de la luz para que puedas leer esos jeroglíficos como un profesional.
Es elemental entender el tipo de contrato que has firmado y qué lo compone. El mercado de la luz eléctrica en España se rige por dos opciones principales: el regulado y el libre.
Mientras que el primero ofrece la tarifa PVPC (precio voluntario para el pequeño consumidor) con un precio que se actualiza cada hora y está determinado por el mayoreo, el segundo permite que las compañías definan sus tarifas y éstas pueden ser fijas o variables y tener descuentos.
Para que el consumidor elija una estrategia funcional y pueda asegurar ahorro de dinero y energía, éste ha de interpretar correctamente la factura y elegir un contrato que se adecúe a sus necesidades. De tal manera, ambas partes se ven beneficiadas.
Dependiendo de quién defina los precios, ya sea el gobierno o una empresa privada, las facturas de luz son denominadas como “reguladas” o “libres”. Son diferentes según la comercializadora con la que se tenga el contrato del suministro, pero presentan una estructura similar.
Por un lado, en el caso de las reguladas, todas las compañías deben componer sus facturas de la misma manera. A pesar de que pueden estar diseñadas de manera original o distintiva, los elementos que deben incluir son:
Además, es importante considerar que la luz tiene tres precios distintos según el tramo: punta, llano y valle. Como el precio cambia cada día y hora, las comercializadoras de este tipo lo resumen en “coste de la energía” y ahí señalan lo que el cliente debe pagar por su consumo.
Por otro lado, para los casos de electricidad ofrecida por el mercado libre, el precio de la luz es estable o sufre una discriminación horaria en dos o tres tramos.
Los documentos recibidos por los clientes de estas empresas –Endesa, Repsol, Iberdrola, Naturgy, TotalEnergies, Alterna, Audax, CHC Energía– contemplan:
Tras considerar las diferencias, los usuarios pueden libremente elegir entre mercado regulado y libre; sin embargo, éstos tienen que permanecer un año en el regulado antes de poder hacer otro cambio.
Esto permite que exista cierta estabilidad y capacidad de responder adecuadamente a los clientes, sin importar el tipo de empresa a la que acudan.
El 63% de los hogares paga más de lo que necesita, por lo que siempre es importante explorar si se puede optimizar algún aspecto o detectar si, por alguna razón, nos están cobrando de más.
Independientemente de ello, desde el 2025 los consumidores pagan alrededor de 18 euros al año más que el año anterior dados los cambios introducidos en algunos cargos regulados.
La manera más directa de ahorrar es interpretar correctamente la factura, pues de esa forma puede usarse la energía contratada para satisfacer las necesidades reales de los clientes.
Además, siempre hay que informarse correctamente respecto al “Bono Social”, el cual debe solicitarse en caso de poder tenerlo a un COR (comercializador de referencia).
Es elemental comprender que para garantizar una buena relación con “la energía eléctrica”, su consumo, facturación y pago hay que tener muy claras tanto las necesidades como las opciones disponibles.
De esta manera, los consumidores pueden identificar si han contratado la potencia adecuada y no una superior que no corresponda a lo que les exige su vivienda.
Se sugiere que los usuarios contraten dos potencias diferentes: una para las horas punta y otra para las horas valle. En el caso de las comercializadoras reguladas, éstas establecen dos precios distintos para cada momento, mientras que las libres eligen el mismo.
Para ambos casos, el “término de consumo” define la cantidad que se paga por el kilovatio hora. Al respecto, para actividades como el uso de la lavadora de ropa, la plancha o la carga de dispositivos electrónicos pueden suceder en las horas valle para reducir el coste energético.
Eso permitiría, además de ahorrar dinero, contribuir al equilibrio del sistema eléctrico al evitar picos de demanda.
Uno de los errores más comunes entre los consumidores es no comparar tarifas antes de contratar un servicio eléctrico.
Existen múltiples comparadores en línea que permiten conocer de forma transparente las ofertas disponibles. Utilizar esas herramientas facilita encontrar opciones más económicas o acordes con los hábitos del cliente.
Hay que tener cuidado con las promociones o descuentos temporales, pues algunas tarifas del mercado libre pueden ofrecer bonificaciones atractivas durante los primeros meses, pero luego te tocará pagar precios más altos.
Conviene revisar las condiciones del contrato, la duración de la oferta o si existen penalizaciones por cancelaciones anticipadas. Puede que consigas un chollo o todo lo contrario. Recuerda: es muy útil entender tu factura y comprender qué dice.
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