La caldera es un elemento esencial en muchos hogares, pues se encarga tanto de la calefacción como del agua caliente. Suele haber dudas sobre su consumo, para las que puedes consultar esta guía rápida y entender cómo funciona y cuáles son los factores que influyen en tus gastos.
En esta guía encontrarás todo lo necesario para conocer mejor tu caldera: desde cómo calcular su consumo, hasta consejos prácticos para optimizarla. Un poco de atención puede traducirse en ahorro en tu factura y mayor confort en casa.
Como en todo procedimiento, el primer paso a seguir es conocer y comprender el funcionamiento básico de la caldera. Es decir, comprender que la potencia, el rendimiento y la eficiencia energética determinan cuánto gasta y qué tan bien responde a la demanda del hogar.
¿Qué significa cada uno de esos conceptos? Eso es lo que vas a aprender con este artículo.
Hay variables que, como mencionábamos anteriormente, es fundamental tener en cuenta.
La potencia de la caldera se refiere a la cantidad de calor que la herramienta genera por unidad de tiempo. Se mide en kilovatios (kW) y depende del tamaño de la casa, el aislamiento y la zona geográfica, entre otras variables.
El rendimiento, en cambio, es el porcentaje de la energía producida por el combustible que puede aprovecharse para generar calor útil. O sea, la relación entre lo producido y lo consumido.
En el caso de la eficiencia de la caldera, ésta alude a una medición más amplia que contempla el rendimiento antes descrito y factores como las pérdidas. Éstas suceden porque no toda la energía del combustible logra convertirse en calor útil.
Mantener en buen nivel de eficiencia significa menos consumo y más durabilidad del equipo. Las calderas más modernas incluyen funciones de ahorro y ofrecen un mejor rendimiento. Si notas que tu equipo se queda corto, quizás sea el momento de actualizarlo o de consultar a un profesional.
Más allá de estos conceptos, para empezar conviene hacer tareas sencillas como purgar radiadores o revisar la presión del agua. Se trata de detalles que mejoran la circulación del calor y hacen que la caldera trabaje menos para dar el mismo resultado.
Antes de optimizar, hay que conocer el punto de partida. El consumo de una caldera depende de su potencia en kW, del número de horas de uso al día y del precio del combustible.
Un ejemplo sencillo: si tu caldera tiene una potencia de 20 kW y la usas 3 horas diarias, el consumo será de 60 kWh al día. Si el kWh costara 0,15 €, el gasto aproximado será de 9 € diarios.
Esto no significa que todos los días gastarás lo mismo: depende de la temperatura exterior, del aislamiento de la vivienda y de cómo gestiones la calefacción. Tener este cálculo como referencia, no obstante, te ayuda a ser consciente.
No todas las casas necesitan la misma potencia. Depende cada caso: un piso pequeño en clima templado no requiere la misma energía que una vivienda grande en una zona muy fría.
Una caldera sobre dimensionada consumirá más de lo necesario y una demasiado pequeña trabajará al límite y se desgastará rápido. Lo recomendable es calcular la potencia en función de la superficie de la vivienda y de su nivel de aislamiento.
Como orientación, se estima que se necesitan entre 60 y 100 W por metro cuadrado, dependiendo de la zona climática. Así, una casa de 100 m2 podría requerir entre 6 y 10 W.
Contar con el asesoramiento de un instalador certificado garantiza que tu caldera esté bien ajustada y que no consumas energía de más.
Un gesto tan simple como bajar un grado en el termostato puede reducir el consumo en una cantidad considerable. Pasar de 22ºC a 21ªC apenas se nota en el confort, pero sí en la factura.
Además, mantener una temperatura estable es más eficiente que encender y apagar constantemente la calefacción. El hogar se conserva cálido y no tiene que hacer sobre-esfuerzos.
Lo ideal es programar el termostato para que funcione en los horarios en los que realmente se está en casa. No tiene sentido calentar estancias vacías.
Una caldera eficiente pierde su efecto si el calor se escapa por ventanas o paredes. El aislamiento es un aliado imprescindible para reducir el consumo.
Cambiar ventanas simples por dobles, colocar burletes en puertas o reforzar las persianas son acciones que marcan una gran diferencia. No obstante, si el presupuesto no permite reformas, los pequeños gestos son la opción.
Es decir, hábitos como cerrar las cortinas por la noche, optar por usar alfombras o colocar reflectores detrás de los radiadores ayudan a mantener el calor en el interior.
Una caldera sucia o con piezas desgastadas puede consumir mucho más de lo necesario. Por eso, es recomendable hacer una revisión profesional cada año, sobre todo antes del invierno.
Además, hay tareas que puedes hacer tú mismo: purgar los radiadores para evitar burbujas de aire, revisar que la presión del agua esté en niveles correctos o limpiar las rejillas de ventilación.
Un equipo bien cuidado no solo consume menos, también dura más y ofrece mayor seguridad.
Las calderas modernas cuentan con sistemas de condensación que aprovechan mejor la energía del combustible, logrando rendimientos por encima del 100%. Además, existen funciones de inteligencia que permiten controlarla desde el móvil.
Estas últimas, además, hacen posible que se ajuste de forma automática según tus hábitos.
Incorporar otros dispositivos puede suponer una inversión inicial, pero a medio plazo se traduce en ahorro y confort.
A veces, el ahorro no está solo en la caldera, sino en la manera en que la utilizamos.
Algunas acciones que son un apoyo son cerrar puertas de estancias que no se usen, ventilar de manera rápida en las horas más templadas y evitar cubrir los radiadores con ropa o muebles que bloqueen el calor.
Además de los pasos anteriores, puedes aplicar algunas recomendaciones sencillas que marcan la diferencia en el día a día.
Aísla las tuberías y depósitos para evitar pérdidas de calor, estableces horarios para el agua caliente según tu rutina y educa a todos los miembros del hogar en un uso responsable de la calefacción.
También, puedes programar el servicio técnico anual para asegurarte de que todos los equipos estén completos y en su lugar. Completan una estrategia eficiente y duradera.
Los anteriores son detalles, pero son aspectos que multiplican la eficiencia casi sin esfuerzo.
Entender y optimizar el consumo de la caldera no es complicado. Con pasos simples, como los anteriores, puede lograrse un equilibrio entre confort y eficiencia.
Seguir esta guía práctica no solo reducirá tu factura, también prolongará la vida útil de tu caldera y te permitirá disfrutar de un hogar cálido y sostenible. Alineado con ello, te conviene comparar costes energéticos.
En Yoigo LUZ y GAS podemos ayudarte a encontrar la mejor opción según tus necesidades. Consulta nuestras tarifas llamando al 900 733 888 o entrando a nuestra página web.