Películas y series para entender el cambio climático

12 Septiembre 2025 13:29
Películas y series para entender el cambio climático

La pantalla es un espejo que a menudo nos devuelve reflejos de lo que somos. Frente a un tema tan vasto como el cambio climático, las películas y series se han convertido en una herramienta para acercar al público a y entender una realidad abstracta. Las imágenes van más allá de las estadísticas.

En la última década, la producción audiovisual sobre el clima se ha multiplicado. No sólo hablamos de documentales, sino también de ficción, thrillers y hasta animación. Cada una aporta una mirada distinta, pero todas buscan despertar la conciencia.

Películas y series para entender el cambio climático

Entre las películas, los documentales han sido, sin duda, el terreno más fértil en este tema. Un ejemplo emblemático es "Una verdad incómoda" de Davis Guggenheim, con Al Gore como narrador y protagonista.

La cinta del 2006 logró lo impensable: llevar la discusión científica a la cultura popular. Guggenheim, con su estilo didáctico, colocó el término “cambio climático” en las conversaciones cotidianas y puso cara política a una causa que parecía lejana.

Años después, "Before the Flood", producida y protagonizada por Leonardo DiCaprio, retomó esa línea. Su valor radica en mostrar un mapa global de la crisis: desde las islas amenazadas por la subida del mar hasta las negociaciones diplomáticas.

Con un tono más urgente, plantea que no basta con conocer el problema, sino que es necesario actuar. El carisma de DiCaprio y su alcance mediático convirtieron el documental en una especie de megáfono internacional.

Producciones con toque amateur

El documentalismo no se queda en las grandes figuras. Proyectos como "Chasing Ice", de Jeff Orlowski, trabajan desde la imagen poética. A través de un riguroso registro fotográfico, el filme muestra el deshielo con un dramatismo visual que ninguna cifra puede transmitir.

También destaca "2040", de Damon Gameau, que ofrece una visión distinta. En lugar de insistir en la catástrofe, el director imagina un futuro posible en el que la humanidad adopta tecnología que ya existe.

Esta última película combina datos con esperanza y propone que el cambio no es solo una amenaza, sino también una oportunidad para reinventar el mundo.

Series para maratonear

Las series, por su parte, han abierto nuevas puertas. Netflix, por ejemplo, apostó por "Our Planet", narrada por David Attenborough. La producción combina la espectacularidad de la naturaleza con un mensaje claro: la belleza que vemos está en peligro.

La fuerza del documental de Netflix radica en una paradoja. Cuanto más admiramos esos paisajes, más conscientes somos de lo que está en juego.

Ficción en torno a la realidad

En paralelo, las historias de ficción también aluden al tema. "Snowpiercer", tanto en la película de Bong Joon-ho como en su adaptación televisiva, plantea un mundo congelado por los excesos humanos.

Aunque se trata de ciencia ficción, su argumento es transparente: los recursos son limitados, las clases sociales se dividen y la supervivencia se convierte en un campo de batalla. A través de la distopía, la serie revela la crudeza de un presente que preferimos ignorar.

Algo similar ocurre con "The Day After Tomorrow", de Roland Emmerich. Estrenada en 2004, fue una de las primeras superproducciones que convirtió el cambio climático en espectáculo.

A pesar de que esta película fue criticada por exageraciones científicas, logró mostrar algo crucial: la crisis ambiental podía ser tema central en el cine comercial.

Poner tornados, inundaciones y derretimientos de glaciares en la gran pantalla sensibilizó a millones de espectadores que quizás nunca hubieran visto un documental.

Dibujos animados al rescate

La animación también ha jugado un papel inesperado. Pixar lo dejó claro con "Wall-E", donde un planeta devastado por la basura obliga a los humanos a vivir en el espacio. Lo que parece una fábula infantil se convierte en una de las críticas más contundentes del consumismo desmedido.

El encanto del filme de Pixar radica en la sutileza: entre robots y colores brillantes, late una advertencia poderosa sobre nuestra relación con la Tierra.

Concientizando desde los barrios

Frente a este panorama, las producciones locales también merecen atención. América Latina, por ejemplo, ha estrenado documentales que narran la resistencia de comunidades indígenas frente a proyectos extractivos.

Estas historias muestran que el cambio climático no es un fenómeno abstracto, sino una experiencia vivida por pueblos que ven alteradas sus formas de vida. El cine, en este caso, se convierte en memoria y denuncia.

Europa, por otro lado, ha apostado por coproducciones que combinan ciencia y sensibilidad. Filmes como "Ice on Fire" buscan conectar políticas ambientales con la vida cotidiana de los ciudadanos.

En estas películas europeas se percibe una estrategia cultural: usar el cine no sólo para informar, sino para reforzar un sentido colectivo de responsabilidad.

Cuestión de canales paralelos

Lo que, quizás, resulta más interesante es que las películas no actúan solas. Éstas circulan en plataformas globales, se comentan en redes sociales y se integran en campañas educativas. Así, su alcance se multiplica.

Sumado a ello, el espectador ya no es pasivo. Ellos y ellas pueden compartir fragmentos, debatirlos y transformarlos en argumentos en su vida diaria. El cine se convierte en semilla para conversaciones que van mucho más allá de las salas.

Películas y series para entender el cambio climático

Vale la pena preguntarse, sin embargo, qué diferencia hay entre ver y actuar. ¿Hasta qué punto una película puede cambiar hábitos de consumo, decisiones políticas o modos de vida? La respuesta no es sencilla.

Lo que sí es claro es que la experiencia estética es un primer paso. Al conmover y sacudir emociones, estas obras siembran la inquietud necesaria para que surja el cambio.

El papel del cine

El cine no sustituye la ciencia o la política, pero ofrece algo que ambas disciplinas no siempre logran: emocionar. Ello es, muchas veces, el detonante de la acción.

Si los datos se olvidan, las imágenes perduran. Si los gráficos se discuten, las historias se recuerdan. Esa es la fuerza del relato audiovisual frente a un desafío tan complejo.

Hoy, cuando la crisis climática parece ser una constante en las noticias, mirar películas y series puede parecer un gesto menor. Pero no lo es: elegir verlas, comentarlas y compartirlas implica participar.

De este modo, lo audiovisual se convierte en un espacio de resistencia cultural. No sólo explica el cambio climático, sino que lo hace sentir. Al hacerlo, crea comunidades de espectadores que ya no pueden mirar la realidad con indiferencia. El cine es un espejo, pero también es una alarma.

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