¿Cómo impacta el consumo de energía al medioambiente? Si tú también te haces la misma pregunta, este artículo es para ti. Mientras que el cambio climático y la sostenibilidad están a la orden del día, qué mejor que ser conscientes de lo que está pasando y poner soluciones. ¡Descúbrelas aquí!
Por suerte, ya son varios los países que están tomando medidas para combatir el calentamiento global en el marco del Acuerdo de París y los objetivos sostenibles hacia el 2030.
En la actualidad, la energía es algo indispensable, tanto para la economía como para el desarrollo social. Ahora bien, esto no implica que no sea un arma de doble filo muy peligrosa dependiendo de qué manos la manejen.
Desde la primera Revolución Industrial, la industria energética no había cambiado demasiado hasta hace algunos años. Seguía proviniendo de fuentes fósiles y no renovables, como el petróleo, el gas o el carbón.
Es decir, la energía que más impacto genera en el medioambiente. Al hablar de esta cuestión debemos tener en cuenta todos los pasos: obtención, distribución, almacenamiento, consumo y desecho. Cada uno de estos pasos tiene su propia huella.
Pero en este artículo nos centraremos en el impacto del consumo de la energía, el que generamos los usuarios. El consumo de cualquier energía genera emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero), y estas emisiones pueden clasificarse en 2 grupos dentro del ámbito residencial:
Por desgracia, cualquier actividad que realicemos tiene su reflejo en los ecosistemas, tanto un impacto directo como indirecto. Y la solución no es encontrar una energía 100% limpia, sino que está en elegir alternativas menos dañinas.
Teniendo en cuenta esto, es necesario que como consumidores también planteemos un consumo más responsable de la energía y seamos conscientes del cuidado de los recursos naturales.
Se estima que 2/3 de los gases de efecto invernadero provienen del sector energético, por lo que es indispensable realizar el cambio hacia energías que generen menos daños en el medioambiente durante su producción y su consumo.
Debido al cambio climático y los desastres naturales asociados, cada vez es más evidente que debemos evaluar el impacto medioambiental de nuestras actividades y tomar cartas en el asunto.
La buena noticia es que la transición hacia fuentes de energía renovables y limpias, como la solar, eólica e hidroeléctrica, ofrece una solución sostenible.
Estas fuentes de energía tienen un impacto ambiental mucho menor, son inagotables y pueden ayudarnos a reducir significativamente nuestra huella de carbono.
Las energías renovables están en el centro de la transición hacia un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Su impacto puede apreciarse a varios niveles, desde la reducción de la huella de carbono hasta la revitalización de comunidades y economías locales. Veamos de cerca algunos de estos impactos positivos:

El impacto de las energías renovables trasciende lo ambiental; es un pilar para el desarrollo sostenible que fomenta una economía más verde, justa e inclusiva.
¿Qué podemos hacer para reducir el impacto medioambiental de la energía eléctrica?
Reducir el impacto medioambiental empieza en casa. Pequeños gestos, como apagar luces innecesarias o desenchufar aparatos en standby, pueden marcar la diferencia.
Además, utilizar electrodomésticos eficientes, aprovechar la luz natural y apostar por regímenes de consumo inteligente con termostatos y enchufes inteligentes ayuda a disminuir la huella de carbono.

Otra acción clave es optar por tarifas de energía verde, que garantizan que la electricidad que consumimos proviene de fuentes renovables.
Combinar esto con hábitos diarios, como lavadoras y lavavajillas a plena carga o reducir el uso de calefacción eléctrica, puede reducir significativamente las emisiones de CO₂ y fomentar un consumo más responsable.
La energía eléctrica más limpia proviene de fuentes renovables, como solar, eólica, hidráulica y geotérmica. Estas no generan emisiones directas de CO₂ y utilizan recursos naturales que se renuevan constantemente.
La energía solar fotovoltaica y la eólica son las más populares en hogares y empresas por su escalabilidad y facilidad de instalación.

Dentro de las renovables, la energía solar destaca por su adaptabilidad a techos domésticos y comunidades, mientras que la eólica es ideal para grandes instalaciones.
Elegir proveedores que garanticen electricidad 100 % renovable o instalar sistemas propios, como placas solares, es la manera más directa de asegurarnos un consumo eléctrico limpio y sostenible.
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