Al hablar de sostenibilidad y eficiencia energética, las innovaciones se abren paso en los lugares menos esperados. Uno de ellos está dentro de los edificios: los ascensores. Lo que antes eran solo un medios de transporte verticales, hoy regeneran y almacenan energía para el futuro.
El futuro de los rascacielos traerá ascensores que son auténticas baterías verticales. El concepto combina ingeniería, energía renovable y aprovechamiento del espacio y promete reducir la huella de carbono y transformar cómo entendemos el consumo energético.
Un grupo de investigadores del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) en Viena, entre ellos Julian Hunt, desarrolló una propuesta ingeniosa y prometedora: usar los ascensores como sistemas de almacenamiento y liberación de energía.

En las grandes ciudades, donde los rascacielos se multiplican, el impacto podría ser enorme. El enfoque permitiría reducir el gasto energético global y aprovechar una infraestructura ya existente para un nuevo propósito: el almacenamiento energético sostenible.
El concepto se denomina LEST (Lift Energy Storage Technology). Su principio es sencillo pero eficaz: aprovechar el exceso de energía generada por fuentes renovables, como la solar o la eólica, para elevar materiales pesados mediante los ascensores.
Cuando la oferta de energía disminuye (durante la noche o en días sin viento, por ejemplo), los ascensores descienden y la gravedad activa generadores eléctricos que transforman la energía potencial acumulada en electricidad útil.
El resultado es un sistema de energía limpia, eficiente y autorregulado que usa algo tan cotidiano como la gravedad para equilibrar la demanda energética en los edificios del futuro.
La primera gran ventaja de estos ascensores es la reducción de consumo eléctrico. Los sistemas regenerativos pueden recuperar hasta el 80 % de la energía utilizada, devolviéndola a la red o utilizándola en el propio edificio.

Esta capacidad convierte a los ascensores en aliados estratégicos para mejorar la eficiencia energética global de las torres residenciales, de oficinas o complejos comerciales. En ciudades densamente pobladas, el ahorro puede ser considerable.
Otra ventaja clave es la disminución de la huella de carbono. Al aprovechar la energía generada por el propio movimiento, los edificios reducen su dependencia de fuentes externas. Esto implica menos emisiones y un consumo más sostenible.
Además, el sistema LEST contribuye a reducir la intermitencia de las energías renovables, uno de los principales desafíos. Gracias a la gravedad, se garantiza un flujo constante de energía incluso cuando el sol no brilla o el viento no sopla.
Por último, esta tecnología mejora la seguridad y el confort. Los ascensores regenerativos ofrecen trayectos más estables y silenciosos, con menos sobrecalentamiento y mayor durabilidad de los componentes eléctricos.
Pese a sus ventajas, no todo es tan sencillo. Una de las principales limitaciones es la inversión inicial. Implementar un sistema de almacenamiento energético en los ascensores requiere equipamiento específico, software de control y motores de alta eficiencia.

También es necesario disponer de espacio suficiente para albergar los materiales pesados que actúan como masa de almacenamiento. En algunos edificios, especialmente los más antiguos, puede ser un desafío adaptar la infraestructura.
La eficacia del sistema depende de múltiples factores, como la altura del edificio, la frecuencia de uso de los ascensores o la potencia instalada. Por ello, los rendimientos pueden variar de un caso a otro.
Otro aspecto relevante es el mantenimiento especializado. Estos ascensores incorporan tecnología avanzada que requiere personal técnico cualificado para garantizar un funcionamiento óptimo y seguro.
Aun así, las ventajas superan a los obstáculos. Cada vez más constructoras y empresas de ingeniería apuestan por esta tecnología, conscientes de que la sostenibilidad y la innovación son el camino inevitable hacia el futuro.
Los avances en la construcción sostenible no se quedan en la teoría. En los últimos años, varios grupos de ingeniería y arquitectura han desarrollado motores de tracción regenerativos capaces de recuperar la energía generada durante el descenso de los ascensores.

Estas innovaciones combinan tecnologías de tracción por discos y sistemas de conversión eléctrica de alta eficiencia, lo que permite que los ascensores funcionen con menos consumo y más estabilidad.
El resultado son sistemas más sostenibles y rentables, que reducen la dependencia de fuentes externas de energía y disminuyen las emisiones de CO₂. Este tipo de soluciones ya se está aplicando en edificios emblemáticos de todo el mundo.
El desarrollo no se detiene ahí. Los centros de investigación trabajan actualmente en nuevos algoritmos de control que mejoran la coordinación entre ascensores y redes, haciendo posible que los edificios del futuro actúen como sistemas autosuficientes.
Gracias a esta visión conjunta entre ingeniería, diseño y sostenibilidad, los ascensores regeneradores se están convirtiendo en una pieza clave de la transición energética urbana, marcando el camino hacia una arquitectura más eficiente y responsable.
La regeneración energética aplicada a los ascensores es una de las innovaciones más prometedoras de la construcción sostenible. Aunque todavía enfrenta desafíos, su potencial para reducir el impacto y optimizar el consumo energético es incuestionable.
La tendencia está en pleno crecimiento. Cada avance impulsa el desarrollo de nuevas soluciones y materiales más eficientes. Además, se alinea con los objetivos globales de transición energética y reducción de emisiones.
La clave estará en mantener la cooperación entre empresas del sector, universidades e instituciones públicas, para integrar estos sistemas en la planificación de las ciudades del futuro.
Si los ascensores ayudaron a construir los rascacielos del siglo XX, los ascensores regeneradores podrían alimentar las ciudades sostenibles del siglo XXI.
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