Seguro que más de una vez has escuchado el silbido del viento colarse o has sentido una corriente de aire frío junto a la ventana. Esa sensación lleva a muchos a plantearse la misma pregunta: ¿Merece la pena instalar dobles ventanas para el invierno?
Cuando el frío comienza a colarse por las ventanas, muchas casas se convierten en emisoras de calor. Pon la calefacción, abre otra manta, sube otra vez… el ciclo no termina. ¿Y si te digo que parte de esa pérdida de calor podría estar en las ventanas mismas?
¿Alguna vez te has preguntado cuál es la diferencia entre una ventana normal y una de doble acristalamiento? En este artículo vamos a recorrer el tema con calma, analizando cuándo merece la pena dar el paso y qué factores deberías considerar antes de invertir.

La respuesta no es universal. Depende de la vivienda, del clima y del estado de tus ventanas actuales. Lo que sí está claro es que una buena elección puede cambiar por completo la sensación térmica de tu casa.
Cuando hablamos de dobles ventanas, podemos referirnos a dos cosas. Por un lado, están las ventanas de doble acristalamiento, esas que llevan dos cristales separados por una cámara de aire o gas, como el argón, que actúa de aislante.
Por otro, también existe la opción de instalar una segunda ventana interior o exterior, paralela a la que ya tienes, creando así un espacio intermedio.

En ambos casos, la idea es la misma, generar una barrera térmica que dificulte que el frío entre y que el calor salga. La diferencia está en la calidad de los materiales, el grosor de la cámara, el tipo de vidrio o el sellado de los marcos, factores que influyen directamente en el resultado.
Imagínate una tarde de enero. Fuera sopla el viento y el termómetro roza los cero grados. Dentro de casa, aunque tengas la calefacción encendida, notas que junto a la ventana hace más frío. Ese pequeño contraste térmico crea corrientes de aire y sensación de incomodidad.
Las dobles ventanas reducen de forma notable ese efecto. Al mantener más estable la temperatura de la cara interior del vidrio, desaparece esa “pared fría” que roba confort.

Además, evitan la condensación en los cristales y reducen la entrada de ruido exterior, algo que en ciudades con mucho tráfico se agradece tanto como el calor.
Aquí es donde muchos se plantean si merece la pena la inversión. Instalar dobles ventanas tiene un coste inicial que no es bajo, pero puede traducirse en un ahorro energético importante.
Con un mejor aislamiento, la calefacción no necesita trabajar de manera constante para mantener la casa templada. Eso significa facturas más ligeras y un consumo más eficiente. ¿El plazo de amortización?

Dependerá de tu zona climática y del estado actual de tus ventanas, pero en climas fríos puede notarse desde el primer invierno.
Además, es importante pensar a largo plazo; unas ventanas de calidad pueden durar décadas, lo que convierte la inversión en una mejora estructural de la vivienda.

No en todos los casos la instalación es la mejor idea. Por ejemplo:
Antes de decidirte por instalar dobles ventanas, conviene fijarse en algunos detalles clave. No basta con añadir dos vidrios, sino que importa:
El doble acristalamiento se ha convertido en una apuesta segura para quienes quieren pasar el invierno con más confort, gastar menos en calefacción y, al mismo tiempo, reducir su huella energética. Es una inversión práctica que transforma tu hogar en un espacio más cálido, silencioso y eficiente.

Si estás valorando renovar tus ventanas, elegir doble acristalamiento es un paso que notarás desde el primer día, con facturas más ligeras y la tranquilidad de haber tomado una decisión sostenible.
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