Preparar un plan energético empresarial antes de invierno

28 Octubre 2025 15:00
Preparar un plan energético empresarial eficiente antes de invierno

Con la llegada del invierno, muchas compañías se enfrentan a un aumento notable en las facturas de luz y gas. Por eso, preparar un plan energético empresarial antes es una decisión estratégica que puede marcar la diferencia entre gastar más o aprovechar mejor los recursos.

Cada vez más compañías están apostando por la eficiencia energética como parte de su compromiso sostenible. No solo se trata de cumplir con las normativas, sino de garantizar estabilidad, competitividad y bienestar dentro del entorno laboral.

Por qué las empresas necesitan un plan energético antes del invierno

La gestión eficiente de la energía es hoy una prioridad empresarial. No es casualidad: cada centavo invertido puede traducirse en una reducción del gasto anual. Además, anticiparse permite corregir fallos antes de que el consumo se dispare.

Según los últimos datos, han aumentado el número de empresas que formulan un plan energético como estrategia de sostenibilidad. Estos planes no solo reducen el impacto ambiental, sino que también fortalecen la imagen corporativa ante clientes e inversores.

Preparar un plan energético empresarial antes de invierno

El invierno suele poner a prueba a los sistemas de climatización, iluminación y producción. Sin una planificación adecuada, los costes se disparan y la productividad se ve afectada. Un buen plan evitar improvisaciones y favorece el mantenimiento preventivo.

Además, los programas de ayudas y subvenciones estatales incentivan la adopción de tecnologías más limpias y eficientes. Aprovechar estos recursos puede suponer un impulso económico importante para modernizar las instalaciones.

Definitivamente, preparar un plan energético no es un gasto, sino una inversión a medio plazo. Ello ayuda a equilibrar costes, reducir emisiones y mejorar la sostenibilidad.

¿Dónde se concentran los consumos energéticos?

Las auditorías energéticas muestran que casi el 60 % del gasto energético de las empresas se concentra en solo cuatro áreas. La primera es la iluminación, que representa el 20 % del consumo total.

Ante ello, sustituir bombillas tradicionales por las de tecnología LED o sistemas de smart lighting puede reducir drásticamente la demanda eléctrica.

Preparar un plan energético empresarial antes de invierno

El segundo gran bloque es el área general de gestión y formación, con un 15 %. Aquí entran en juego las buenas prácticas del personal, la planificación de horarios y el seguimiento de consumos. Pequeños cambios organizativos pueden venerar ahorros constantes.

En tercer lugar está la producción de energía a partir de fuentes renovables, como sistemas de cogeneración o plantas fotovoltaicas. Ello supone 11 % del gasto y, aunque requieren de inversión inicial, su retorno suele ser alto y estable.

El aire comprimido, con 11 %, y las instalaciones eléctricas, 9 %, completan las áreas más intensivas. Mejorar el mantenimiento, revisar fugas o ajustar presiones puede generar una eficiencia notable.

Finalmente, las líneas productivas y la climatización representan alrededor de 8 %. En invierno, una climatización deficiente puede multiplicar el consumo. Invertir en aislamiento o termostatos inteligentes es una de las formas más efectivas de controlarlo.

Cinco normas básicas para la eficiencia energética empresarial

Aunque no tienen un orden, resulta fundamental contar con ciertas acciones en la estrategia de energía de una empresa.

  • Hacer una auditoría energética: una obligación legal que, más allá del cumplimiento normativo, permite conocer la huella energética de la empresa y establecer prioridades de mejora.

  • Cuidar la calidad de la energía: una mala evaluación puede provocar pérdidas económicas o bloqueos en la producción. Existen sistemas capaces de optimizar el suministro y lograr ahorros de entre 5 y 10 % del consumo total anual. Comparar tarifas de luz y gas puede marcar la diferencia.

  • Designar un gestor energético: este profesional se encarga de controlar el consumo, supervisar las instalaciones y garantizar que las medidas adoptadas den resultados reales.

  • Subrayar el valor de los datos: solo a través de la monitorización es posible tomar decisiones precisas. Contar con sistemas de medición y análisis continuo permite prever tendencias y corregir desviaciones a tiempo.

  • Priorizar el retorno de inversión (ROI): las empresas tienden a preferir las medidas con retorno a corto (1-3 años) o mediano plazo (3-5 años). En iluminación y climatización, el retorno medio ronda los 3 o 4 años. En áreas productivas, 5, y en energías renovables 7.

Cómo empezar: pasos prácticos hacia la eficiencia energética

Antes de empezar, es importante diagnosticar el punto de partida. Con una auditoría o revisión de consumo, pueden identificarse las áreas con potencial de ahorro.

Preparar un plan energético empresarial antes de invierno

Una vez estudiado, se planifican intervenciones graduales. La iluminación LED o mejora del aislamientos son ejemplos de ello. Éstos permiten obtener resultados tempranos que justifican futuras inversiones.

De forma paralela, hay que impulsar una cultura energética interna. Formar al personal en buenas prácticas, apagar equipos en desuso o mantener una temperatura estable pueden ser hábitos sencillos con gran impacto colectivo.

Seguido de ello, se recomienda monitorizar los resultados. Registrar consumos, comparar periodos y evaluar los ahorros reales permite ajustar el plan y mantenerlo actualizado con el paso del tiempo.

Por último, lo ideal es aprovechar las ayudas públicas disponibles. Muchos ayuntamientos y comunidades autónomas ofrecen subvenciones para renovar sistemas o incorporar tecnologías renovables.

El invierno más sostenible puede empezar hoy

Preparar un plan energético antes del invierno es mucho más que una precaución. Se trata de una forma de garantizar estabilidad, confort y ahorro a largo plazo, tanto para la empresa como para sus empleados.

La clave es combinar tecnología, organización y compromiso. Un consumo responsable no solo mejora las cifras, sino que refuerza la reputación de la empresa como actor comprometido con la sostenibilidad.

El futuro energético se construye desde ahora. Invertir en eficiencia significa apostar por un entorno más seguro, competitivo y respetuoso con el medioambiente.

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