La energía sostenible se construye desde lo local. Los ayuntamientos, como administración más cercana a los ciudadanos, tienen un papel clave en la transición hacia energías limpias.
En Europa, España y cada comunidad autónoma, la legislación impulsa el uso de energías renovables. Esto se traduce en licencias y permisos específicos para obras, actividades y ocupación de espacios, con criterios ambientales más exigentes.
Las ciudades no fueron originalmente diseñadas para los desafíos energéticos y climáticos que hoy vivimos. Las emisiones de gases de efecto invernadero son cada vez más altas y afectan directamente a la salud y al medioambiente.
Por lo anterior, los gobiernos trabajan para introducir objetivos sostenibles en sus planes. El fin es preservar recursos naturales, promover un desarrollo económico responsable y equilibrar las necesidades sociales.Un ayuntamiento que apuesta por la energía renovable y la eficiencia no solo reduce su huella de carbono, pues también mejora la calidad de vida de los ciudadanos. Igualmente, se trata de una manera de optimizar el uso de recursos públicos.
Los beneficios, por si fuera poco, incluyen menor contaminación del aire y el agua, ahorro económico en facturas y mantenimiento y un mayor atractivo de la ciudad para vivir e invertir.
Convertir un gobierno local en una entidad sostenible no ocurre de la noche a la mañana. El primer paso es diagnosticar la situación energética y ambiental local de aquel momento. Luego, se definen objetivos y prioridades claras, seguidas de estrategias y acciones concretas.
Estas últimas deben evaluarse en términos de costos y los apoyos con que cuenten para su financiación. Ante ello, la inversión en sostenibilidad puede parecer costosa al inicio, pero existen diversas fuentes para garantizar los ingresos necesarios.
Entre ellas, están el presupuesto municipal, las subvenciones gubernamentales y las donaciones de asociaciones público-privadas. Algunos ayuntamientos emiten bonos verdes, un instrumento financiero pensado para proyectos con impacto ambiental positivo –como este caso.
La sostenibilidad municipal se refleja en proyectos concretos que transforman los espacios públicos. Ejemplos incluyen la creación de parques y áreas verdes, instalación de contenedores de reciclaje o huertos urbanos.
También, se promueven infraestructuras para el transporte sostenible, carriles para bicicletas, estaciones de carga para vehículos eléctricos y herramientas digitales esenciales. Esas últimas mejoran la gestión y fomentan la participación.
Los sensores ambientales, por ejemplo, miden la calidad del aire y del agua. Las aplicaciones móviles también facilitan la gestión de residuos. Se trata de tecnologías que aportan transparencia al informar sobre el avance de los proyectos y sus resultados reales.
La participación ciudadana es esencial para que las medidas hacia un ayuntamiento considerado sostenible se mantengan y evolucionen. Para fomentarla, se organizan reuniones, talleres y foros abiertos, además de campañas de educación ambiental.
El voluntariado también juega un papel importante en la conservación de espacios el cuidado de los recursos. Los ciudadanos, a través de empresas locales, suelen sumarse al compromiso sostenible al apoyar económicamente proyectos verdes.
Esta colaboración público-privada acelera la ejecución y amplía su alcance. Desde el patrocinio de infraestructuras hasta la donación de materiales, el sector privado complementa los esfuerzos municipales.
Un ejemplo claro es en nuevo contrato de suministro eléctrico del Ayuntamiento de Madrid. A partir de septiembre de 2024, se definió que todos sus edificios y organismos autónomos funcionarían con energía 100 % renovable.
Ello incluye al propio consistorio, Madrid Salud, la Agencia Tributaria de Madrid y la Agencia para el Empleo. La medida ha reducido el consumo de electricidad y gas en un 10 %, equivalente a 22,15 gigavatios.
El ahorro económico, entonces, asciende a 1,5 millones de euros en electricidad y 1,3 millones en gas natural. Además, se ha establecido que el adjudicatario del contrato debe garantizar el origen renovable de toda la energía durante su vigencia.
Aunque las cifras son alentadoras, el reto es mantener y ampliar estos resultados en el tiempo. Para ello, los ayuntamientos deben seguir integrando criterios sostenibles en todas sus licencias y permisos.
Esto implica también coordinarse con las comunidades autónomas y con el gobierno central para unificar estándares y evitar retrocesos. También es clave fijar metas de reducción de emisiones a largo plazo, con indicadores claros para evaluar el progreso.
De manera adicional, la inversión debe acompañarse de planes de mantenimiento y actualización tecnológica. Equipos como sensores, sistemas de gestión inteligente o instalaciones de auto consumo requieren de revisiones periódicas para seguir funcionado con eficiencia.
Como vecino, tienes derecho a pedir más acciones y transparencia en materia energética. Puedes participar en consultas públicas, asistir a reuniones municipales o presentar propuestas.
También, puedes exigir que se publiquen informes periódicos sobre consumo energético, emisiones y cumplimiento de objetivos sostenibles.
El camino hacia la energía sostenible requiere de la colaboración de todos. Las autoridades ponen el marco y los recursos, pero la ciudadanía y las empresas aportan el compromiso y la creatividad. Solo así la transición hacia un modelo más limpio y eficiente será más rápida y duradera.
Tu ayuntamiento es un motor clave para la sostenibilidad. Desde proyectos de movilidad limpia hasta contratos de energía completamente renovable, sus acciones impactan en tu calidad de vida y en el medioambiente.
Ahora, más que nunca, es momento de exigir y participar en la construcción de ciudades más responsables y resilientes.
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